Eclesiastés

Este libro actúa como un contrapeso sorprendente a Proverbios. El autor, conocido como "El Predicador" (Qohélet), observa que la vida es a menudo injusta e impredecible. Utiliza repetidamente la palabra hebrea "Hevel", que a menudo se traduce como "vanidad" o "sin sentido", pero que literalmente significa "vapor" o "humo". La vida es hermosa y misteriosa, pero no puedes aferrarte a ella; se escapa entre tus dedos.

El Predicador lucha con la realidad de la muerte. Se da cuenta de que la muerte llega a todos, sabios y necios, ricos y pobres, haciendo que toda ambición humana parezca inútil. Suena deprimente, pero la conclusión es en realidad liberadora. Dado que no podemos controlar el futuro, deberíamos dejar de intentar jugar a ser Dios. En cambio, se nos invita a disfrutar de los regalos simples de hoy: buena comida, trabajo y la luz del sol.

El libro deconstruye nuestro ego y nuestra necesidad de control. Despeja el escenario para la única fuerza lo suficientemente poderosa como para rivalizar con la finalidad de la muerte, que se explora en la poesía apasionada de Cantares.