Sacrilo

SpaRV
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Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas miseraciones.

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Pues la maldad arde como un fuego, devorando las zarzas y espinas, y prende las espesuras de la selva, que se elevan en remolinos de humo.

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Daniel 9:18 - Reina Valera | Sacrilo