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Y un hombre, cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo, que se dice la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
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¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién es el que podrá mantenerse en pie en su epifanía? Pues será como fuego de acrisolador, y como lejía de batanero.