SpaRV1865
18

Inclina, o! Dios mío, tu oído, y oye: abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad, sobre la cual es llamado tu nombre; porque no confiados en nuestras justicias derramamos nuestros ruegos delante de tu presencia, mas en tus muchas misericordias.

compare_arrows

Comparar Traducciones

Pues la maldad arde como un fuego, devorando las zarzas y espinas, y prende las espesuras de la selva, que se elevan en remolinos de humo.

Publicidad
Daniel 9:18 - Reina Valera 1865 | Sacrilo