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Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, mas su sangre yo la demandaré de tu mano.
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La sabiduría del Señor los diferenció después de creado el sol, el cual obedece las órdenes recibidas.