20Óyeme ahora, oh rey, señor mío; y acoge propicio mi súplica. No me vuelvas a la casa de Jonatán, secretario; sería mi muerte.” Entonces mandó el rey Sedecías que guardasen a Jeremías en el patio de la cárcel, y que se le diese cada día un pan, de la calle de los panaderos, mientras hubiese pan en la ciudad. Así quedó Jeremías en el patio de la cárcel.